TREBUJENA

el último bastión comunista

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Republicanos Españoles en Mauthausen.

Posted by tuvalú en 10 diciembre 2008

Traducción al español de esta web:

Spanish Prisoners at Mauthausen – http://www.scrapbookpages.com/Mauthausen/KZMauthausen/History/SpanishRepublicans.html

[Foto]Prisioneros españoles en el tajo en el campo de Mauthausen

El campo de concentración de Mauthausen fue el principal lugar donde fueron encarcelados los prisioneros políticos por los Nazis. En 1941, tres años después desde que se abriera el campo principal, el 60% de los prisioneros eran Republicanos Españoles. Después de ser derrotados por el ejercito del General Francisco Franco en la Guerra Civil Española, los Republicanos Españoles escaparon a Francia donde se les envió a campos de internamiento por el Gobierno Francés. Después de que los Alemanes conquistaran Francia en 1940, alrededor de 30,000 de estos prisioneros fueron enviados por los Nazis a campos de concentración en Alemania y Austria por su afiliación política como Anti-Fascistas o Comunistas. Se les llamó españoles rojos (Rotspanier) porque el rojo era el color de los Comunistas.

En agosto de 1940, los criminales comunes Alemanes y Austriacos eran los Kapos en Mauthausen; Se les asignó supervisar a otros prisioneros y solían golpearles a la menor infracción de las reglas, mientras los guardas SS hacían la vista gorda. Los Republicanos Españoles empezaron a llegar al campo entre el 6 y el 9 de agosto de 1940; de forma gradual fueron arrebatando posiciones claves en el campo a los Kapos Alemanes.

Los españoles Anti-Fascistas estaban bien organizados; fueron el único grupo cohesionado en el campo, ayudados por sus creencias políticas. Más tarde, cuando los combatientes comunistas de la resistencia Checa y Francesa llegaron, juntaron sus fuerzas con los Españoles Rojos que dominaban el campo. Los criminales Alemanes no tenían solidaridad y no actuaban como un grupo, de forma que no pudieron mantener el control.

Christian Bernadac, autor del libro «The 186 Steps» («186 Escalones»), escribió lo siguiente sobre los Republicanos Españoles:

Eran soldados republicanos que llegaron tras cruzar la frontera francesa en febrero de 1939, después de la derrota de Cataluña. Esperaban recuperar sus fuerzas, reagruparse, adiestrase y llegar hasta el otro lado de los pirineos donde un grupo genuino de resistencia todavía no se rendía. Llegaron con sus armas y equipajes, y todo este buen material se oxidó por la nieve que cubría los pasos de montañas o por la humedad de las laderas orientadas al mediterráneo…

Y ellos, los esclavos vencidos, fueron hacinados en improvisados campos de «transito», donde murieron literalmente, de hambre, frío y disentería. Los más fuertes, los más motivados, trataron de reconstruir una jerarquía militar o política, pero muchos de ellos, la mayoría, estaban destrozados por la derrota y abandonaron el combate. La historia de estos campos de concentración nunca ha sido escrita: Le Vernet-d’Ariege, Saint-Cyprien, Barcares, Argeles, Gurs, Septfonds… Su historia debería ser conocida.

Luego, voluntarios o no, los Españoles Republicanos se enrolaron en equipos de trabajo o batallones irregulares de extranjeros voluntarios. Con la llegada del ejército Aleman fueron barridos hacia campos de prisioneros donde la Gestapo no tuvo dificultades después de todo, para reagruparlos y enviarlos a Mauthausen.

De acuerdo a Bernadac, los republicanos «llevaron el triángulo azul de los objetores religiosos». En otros campos de concentración Nazi, el azul era el color de los trabajadores extranjeros traídos desde Alemania, por ejemplo los 1,701,412 polacos que fueron trabajadores esclavos en campos como Dachau. Los Testigos de Jehová llevaron un triángulo púrpura. Dos de los prisioneros españoles, Marcel Razola y Mariano Constante, escribieron un libro sobre su paso penoso por Mauthausen; el título del libro fue «Triangle bleu» (Triángulo azul).

Los primeros dos convoys de españoles que fueron deportados a Mauthausen se los llevaron primero a la cantera en lugar de ir directamente a la puerta central del campo. Su presentación en el campo fue la escena de los Kapos Alemanes golpeando a los prisioneros para forzarlos a trabajar más rápido. José Escobedo, uno de los españoles prisioneros, describió su llegada. Su relato fue incluido en el libro «Triangle bleu» que es mencionado por Christian Bernadac en su libro:

Estábamos impresionados. Era una cárcel, nos decíamos unos a otros, como una cárcel en una película de terror. Era imposible que quisieran mantenernos allí. Èramos soldados, y no criminales. Nos alinearon en filas de cinco y subimos los 180 escalones que conducían al campo. Pasamos al lado de hombres que cargaban piedras que parecían ser españoles. Cuando pensábamos en eso, no podía ser posible. Probablemente los tendrían para pasar la noche allí en el campo antes de transferirlos a un lugar de trabajo ofrecido por la Convención de Ginebra. Algunos de nosotros todavía alimentábamos una inocencia ilimitada. Todavía alineados, nos hicieron marchar en frente de las torres de vigilancia con sus centinelas, mostrando sus armas de fuego.

El autor británico David Wingeate Pike publicó un libro titulado «Spaniards in the Holocaust: Mauthausen, the Horror on the Danube» en el año 2000, en donde cuenta la historia de los Republicanos Españoles en Mauthausen. La mayor parte de la información la obtuvo de Juan de Diego, que fue un «Kapo» 1en el campo de Mauthausen. Diego fue uno de los privilegiados en un grupo de líderes en Mauthausen; en su puesto, tuvo la oportunidad de ocultar parte de las evidencias incriminatorias de las atrocidades, antes de que fueran destruidas por los guardas alemanes cuando abandonaron el campo en la última semana de la guerra.

Según Pike, el 90% de los Republicanos Españoles, que habían sido previamente internados en Francia, fueron enviados a Mauthausen en 1940 y 1941. Registros salvados por los supervivientes españoles muestran que de los 23,400 prisioneros que fueron registrados en Mauthausen y sus subcampos, de estos 16,310 murieron quedando sobre 9,200 supervivientes.

La mayor parte de los prisioneros españoles en Mauthausen trabajaron en las canteras, pero algunos tuvieron trabajos administrativos. Entre los que estuvieron este último grupo, estaban Antonio García Alonso y Francisco Boix Campo, según Pike, que escribió que Boix fue enviado a Mauthausen el 27 de Enero de 1941. Por su facilidad con el alemán, Boix trabajó inicialmente como traductor en el campo. García llegó a Mauthausen el 7 de Abril de 1941. Como tenía experiencia como fotógrafo, García fue asignado a trabajar en el laboratorio fotográfico, Erkennungsdienst.

El fotógrafo de las SS Kornacz era el único que tomaba fotografías, pero empleó a internos para hacer el revelado, la impresión y la clasificación del archivo fotográfico. Kornacz tenía la tarea de tomar instantáneas de los prisioneros que llegaban y de fotografiar a los oficiales que visitaban el campo, además también tomaba fotos de los cuerpos de los prisioneros que morían. Sus asistentes tenían instrucciones de imprimir cinco copias de cada fotografía: una para el archivo del campo y el resto para ser enviadas a Berlin, Oranienburg, Vienna y Linz.

[Foto]Francesco Boix a la izquierda de la foto con una cámara sobre sus hombros.

Según Pike, antes de la llegada de García al laboratorio, un prisionero polaco llamado Grabowski, comenzó a revelar una sexta copia de fotografías claves, las cuales escondía entre una viga de madera en el techo. Después de que García se hiciera responsable para el revelado de las fotos y ampliación de las fotos, él y Grabowski empezaron a recopilar un archivo secreto de fotos. Para prevenir sospechas en el caso de que las copias secretas fueran encontradas, García movió las fotografías a una vitrina de archivo. En Junio de 1941, Kornacz fue enviado al frente del oeste y reemplazado por el SS Hauptscharführer Paul Ricken, el cual no sólo era un excelente fotógrafo experimentado, sino además una persona que aborrecía la violencia y trataba a sus asistentes prisioneros con bastante respeto a sus personas, según el libro de Pike. Ricken reorganizó el laboratorio y dio a García más responsabilidades. Los dos fotógrafos desarrollaron un informe, y Ricken dio por buena la sugerencia de comprometer a un nuevo asistente. Como sugerencia de García, Ricken eligió a Boix.

Pike escribió que Boix no sabía demasiado sobre fotografía, pero García quería tener un compañero catalán en el laboratorio. La relación entre los dos españoles llegó a ser más problemática de lo que García había esperado. Durante este tiempo, García y Grabowski continuaron imprimiendo una sexta copia clandestina de fotos claves y acumularon un archivo de unas 200 copias.

En 1944 Grabowski se suicidó, y en febrero de 1945 García cayó gravemente enfermo y fue llevado a la enfermería del campo donde permaneció sobre un mes. A su regreso, descubrió que el archivo secreto había desaparecido. Interrogó a Boix, que era la única persona que tenía algún conocimiento de la existencia del archivo. Boix admitió que había cogido las fotografías, pero dijo que estaban en manos del grupo de comunistas españoles clandestino. García, aunque simpatizaba con el comunismo, fue acusado por algunos de Trotskysta

y no formaba parte de círculo interno clandestino. García estaba furioso,

pero no podía hacer mucho más. Continuó trabajando con Boix guardando fotografías clave, incluso después de que el comandante del campo Franz Ziereis ordenó la destrucción de todos los negativos durante la última semana de guerra.

Según Pike, el grupo de comunistas españoles clandestino escondió temporalmente las fotos de García en distintos lugares en el complejo administrativo del campo mientras buscaban un lugar más seguro fuera del campo. Decidieron darles las fotos a los jóvenes del comando Poschacher. Esta brigada de trabajo, formada por jóvenes españoles de guerra, trabajó en canteras fuera del campo. Durante los últimos meses de la guerra, la brigada casi no tenía vigilancia directa de los SS. Con el paso del tiempo, los jóvenes se hicieron amigos de Anna Pointner, una socialista Austriaca que vivía cerca de sus lugares de trabajo. A menudo

ella les llevaba algo de comida extra y a veces les había hablado de sus puntos de vista políticos. Sintiendo que podían confiar en ella, los jóvenes le preguntaron si podría esconder unos pequeños paquetes por ellos.

Dos jovenes, de nombres Jacinto Cortés y Jesús Grau, cuyo trabajo era traer la comida del comando en cestas grandes, transfirieron de forma gradual todo el archivo escondido en esas cestas del almuerzo. Luego, Anna Pointner escondió las fotos en una grieta del muro de su jardín.

Después de la guerra, Boix fotografió la liberación con una cámara confiscada a los alemanes. Guardó las fotos del campo, que más tarde publicaría. Boix testificó en el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg mostrando evidencias fotográficas de Mauthausen.

Según Martin Gilbert, el autor de un libro titulado «holocaust», había 8,000 republicanos españoles en el campo principal de Mauthausen y sólo 817 de ellos sobrevivieron. Gilbert escribió lo siguiente en su libro:

En solo unos cuatro meses, más de treinta mil personas habían sido asesinadas en Mauthausen, o habían muerto de hambre o enfermedades. Judío y Gitanos formaban el mayor grupo de los que fueron asesinados, pero otros grupos también habían sido elegidos para ser exterminados por los Nazis: homosexuales, Testigos de Jehova, prisioneros de guerra soviéticos, y decenas de miles de españoles republicanos. Estos españoles fueron internados en Francia en septiembre de 1939, deportados por los alemanes a Mauthausen en 1940, y trabajaron de forma sistemática hasta la muerte en la cantera de piedras, o ejecutados al azar. En enero de 1945, solo tres mil de los españoles permanecieron con vida. De estos, 2,163 fueron asesinados en los siguientes tres meses.

Fuente del artículo: Spanish Prisoners at Mauthausen – http://www.scrapbookpages.com/Mauthausen/KZMauthausen/History/SpanishRepublicans.html

Tal día como hoy, 10 de diciembre, pero de 1941, moría Diego Pazos Pazos en Mauthausen, a los 30 años de edad y a varios miles de kilómetros de su tierra natal y de su familia.

Siete años más tarde, otro 10 de diciembre de 1948, se firmaría la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por parte de la ONU y dos años más tarde, se eligiría este día como el «Día de los Derechos Humanos» Un día para recordar en la efemérides de Trebujena.

1. Actualización: En el original en inglés no aparece entre comillas, pero lo entrecomillo para destacar que técnicamente no se le puede llamar así. Esta aclaración surge de los comentarios de este post gracias a Enrique y Criss. Para asegurarme hice una búsqueda sobre el libro de Pike donde este texto coje la cita, encontré este link del mismo libro: http://hnn.us/articles/1146.html.

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